miércoles, 30 de agosto de 2017

El poder del juego como herramienta de análisis

Durante el último mes, en mi empresa hemos estado jugando juegos de alianzas. Estamos todos divididos en cuatro colores, y una vez a la semana hay algún tipo de competencia que te permite acumular puntos para ganar un día extra de feriado para las próximas fiestas patrias.

Cuando ideé esta actividad la pensé en respuesta a la simple petición de una compañera de trabajo que me hizo el año pasado, tras la última fiesta de empresa, de que en el siguiente paseo de empresa hiciéramos juegos en los que todos puedan participar.

Armé una comisión para que me ayudaran a crear los juegos. Ya había armado una comisión antes, pero eso es harina de otro costal. Lo que quiero compartir es que aprendí que al armar comisiones colaborativas para hacer actividades extras a las funciones de cada uno se genera motivación, sentido de pertenencia, y se deja libre a la creatividad. Solo en la creación de los juegos vi brillar a las personas que buscan generar un buen ambiente, tomando parte activa de los cambios.

Ahora, la puesta en marcha de los juegos es digna de analizar. Ya cuando estaba en plena etapa de planificación tenía enmarcada esta actividad como una instancia de team building. Sabía que personas que nunca se hablan iban a estar forzados a colaborar, conocerse, y tener un tema que les permite romper el hielo. Pero me sorprendió enormemente cómo los juegos se han convertido en material de análisis. Resultó ser un experimento fortuito que ha puesto una lupa sobre la actitud de cada uno. La competitividad que ha surgido, y la forma en que las personas han manejado cada situación de competencia nos ha dado a todos la oportunidad de mirar lo que ha aparecido, y hacer autoanálisis. Cada forma de reaccionar, cada broma, cada estilo que se pone en juego a la hora de competir, nos da material rico en metáforas sobre quienes somos.

A mis compañeros les pido que hagan un ejercicio (que es válido para todos los que lean esto).  El ejercicio es el siguiente:
Piensa primero sobre ¿qué tipo de persona quieres ser? ¿En qué tipo de empresa quieres trabajar?
Ahora hazte estas preguntas: ¿Soy líder o seguidor? ¿Actúo sobre lo que quiero cambiar, o tiendo a quejarme? ¿Puedo decir honestamente que tiendo a levantar mi ánimo y el de los demás, o siento que ese no es mi trabajo? ¿Cómo aporto a crear el ambiente que quiero tener?

No hay respuesta correcta. Lo importante es que compares tus respuestas y recuerdes que cada uno tiene el poder de crear su realidad.


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