domingo, 16 de abril de 2017

Somos lo que creemos ser

Hace unos dias fui a ver la nueva pelicula de M. Night Shymalan, Fragmentados.

Aparte del hecho de que jamas veo peliculas de terror ni suspenso (y que no fui informada a verla!) la encontre espectacular. La historia gira en torno a un hombre que tiene un Trastorno de Identidad Disociativo, más conocido coloquialmente como trastorno de identidad multiple. En la historia, vamos viendo cómo van apareciendo sus distintas personalidades, cada una con sus características propias, con gustos definidos, con edades mentales diferentes, algunas más o menos seguras de sí mismas... en fin, sujetos completamente diferentes entre sí. Cada uno sabiendo de la existencia del otro, pero sin ningún control para gobernar qué personalidad domina, ni en qué momento.

Mi intención no es hacer un review de la película, sino centrarme en la genialidad de cómo esta historia muestra de la forma más burda que "uno es lo que uno cree ser".

¿Cuántas veces han escuchado la frase: "creete tu cuento"? Y es que, la realidad se construye del lenguaje, de cómo significamos todo lo que nos rodea, e incluso de cómo nos significamos a nosotros mismos.

El poder de la mente radica justamente en que somos capaces de creernos dignos y merecedores de grandes cosas, o muy por el contrario, creer que somos una mierda. 

Yo siempre doy el mismo ejemplo: tenemos dos mujeres, una objetivamente delgada, y objetivamente bonita. Otra objetivamente con sobrepeso, y cuyos rasgos no destacan como lo que todos llamarían "bonitos".
Pero la primera se siente insegura, se mira al espejo y ve sus faltas, no se siente a gusto consigo misma, y se le nota. La segunda se siente atractiva, se viste luciendo lo que le gusta de sí, y lo más importante: se relaciona con los otros sintiéndose segura... y eso también se nota.

Otro ejemplo: Dos hombres, aparentemente exitosos. Uno despierta en la mañana sintiéndose victorioso, seguro de sus decisiones, y se relaciona con los otros sin sentirse intimidado. El otro, tiene sueños de angustia porque le atormenta lo que los otros piensen de él. Ignora el hecho de que tiene un título universitario o que tiene un cargo valorado dentro de una empresa, y se enfoca siempre en compararse en lo que otros saben y él no.

Podría dar infinitos ejemplos, pero en un mundo en el que reina la imagen, creo que me hago entender: "Uno es lo que uno cree que es."

La imagen que uno tiene de sí es la que uno proyecta en cada acto, cada palabra, cada relación. Esa imagen gobierna nuestra personalidad, y la realidad que creamos.

Lo que es aún más interesante es que, a menos que tengamos un trastorno, esa imagen es flexible. Podemos ir mutando nuestras creencias, y dependiendo también de qué tan seguros o vulnerables nos sintamos en determinados momentos, la imagen que proyectamos va cambiando. 

La personalidad es estable en el tiempo en terminos de estructuras... para no ahondar mucho en algo complejo, el loco es loco siempre, y el neurótico (en términos psicoanalíticos nos referimos al cuerdo) también lo es siempre. Pero más allá de la estructura, y como mencionaba antes, la imagen que tenemos de nosotros mismos gobierna a la personalidad, y es la misma que proyectamos al mundo mediante todas las formas en que nos comunicamos.

Nuevamente, les doy un ejemplo para que me sigan... Uno puede nacer en una familia violenta, y crecer creyendo que uno es solo digno de malos tratos. Con el pasar de los años, uno puede ir teniendo distintas influencias positivas y sanadoras, como el conocer personas que aportan amor y palabras sabias transformadoras, o conocer religiones o prácticas que otorgan un sentido de vida sostenedora. Todas estas influencias pueden generar un "sujeto" nuevo, que convive con el sujeto anterior. También se pueden vivir experiencias que se convierten en procesos de maduración. Cada sujeto que se crea a partir de nuestras vivencias convive entre sí y da paso a la imagen que proyectamos.

La película me llevó inevitablemente a hacer este recorrido y pensar en cómo nos vamos convirtiendo en quienes somos, y en que es posible ir creando un sujeto sano y en paz, en la medida en que seamos concientes de qué estímulos potencian la imagen que más nos guste de nosotros mismos.

Podemos ser quienes queramos ser.



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