El próximo mes cumplo 30 años. Y
me siento contenta, porque siento que no han pasado en vano. Siento que voy a dejar la década
de los veinte sintiéndome satisfecha, porque aprendí.
Aprendí que el cuerpo en el que
habito debe ser tratado como un santuario, y que mientras más lo cuido, más
ganas tengo de vivir.
Aprendí que los moldes
preestablecidos sobre cómo debo vivir mi vida son prisiones que nos
autoimponemos por miedo al qué dirán, y que cuando te atreves a romperlos
empiezas a experimentar paz y libertad como nunca lo has sentido.
Aprendí que hay mucho que se
puede aprender de la teoría, pero que no hay peor arrogante que quien se declara
conocedor de todo, solo a partir de lo que aprendió de un libro.
Aprendí que las relaciones llevan
esfuerzo, y que algo que no debe faltar es la empatía. Entender al otro en su
contexto permite ajustar las expectativas y realmente apreciar lo que te
entrega. Y me refiero a las relaciones
en su más amplio espectro. Desde la relación con tu compañero de trabajo, a tus
amigos, tu familia, tu pareja… todas. Las relaciones requieren que uno esté
dispuesto a poner de sí.
Aprendí lo importante que es
trabajar, y saber hacer cosas por uno mismo. En una sociedad en la que todo se
puede comprar, algo que no se compra es la capacidad. Ser capaz de hacer cosas
uno mismo depende solamente de cuánto estamos dispuestos a esforzarnos. ¿Qué
tanto estamos dispuestos a romper las barreras de nuestros miedos? ¿Cuánto
dolor estamos dispuestos a aguantar? Aprendí que duele hasta que no importa…
hasta que eres capaz de empujar a través de la adversidad y cada día te
sorprendes menos cuando llegas al otro lado. Aprendí que soy capaz.
Aprendí que el amor requiere
humildad, y que el primero en levantar la bandera blanca no es el más débil
porque no es una competencia. Aprendí que hay que aprender a amar a quien se
tiene al frente, y que el ideal no existe.
Aprendí que las amistades se
cultivan, y que a veces algunas se marchitan.
Aprendí que muchas de estas cosas
solo se comprenden en la práctica, y que por eso la paciencia es fundamental.
Querer saltarse el proceso es querer saltarse la lección.
Aprendí muchas cosas importantes
en ésta última década. Echando a perder
se aprende y live and learn han
sido las frases que más me he repetido estos últimos años.
El próximo mes cumplo 30 años. Y
me siento contenta, porque siento que no han pasado en vano.
Que lindo amiga, que bueno aprender tanto y cuanto queda por aprender adelante, que maravilloso es, no? Lindo articulo, yo también cada día aprendo y feliz digo que tengo 32 :)
ResponderEliminarHola Diana!
ResponderEliminarEnhorabuena por tu cambio y por tu blog. Yo tengo 29 años, y a estas alturas también he decidido cambiar. Espero llegar a los treinta tan saludable como se te ve a ti, y sobre todo encontrarme bien conmigo misma y mirando hacia atrás, ver mis progresos y estar orgullosa. Porque todos podemos, "solo" hay que lucharlo.
Tengo un largo camino por delante, muchos malos hábitos que cambiar como la alimentación y el sedentarismo, pero ya he tomado este nuevo camino (Gracias a Elena y a ti) y me siento feliz.
Un abrazo.